Ángelo Poliziano
[Fotografía del MET] (s.f., Nueva York). MET, Nueva York. |
Ángelo Poliziano (1454-1494) fue una de las figuras más importantes del Renacimiento italiano. Integrado en las más altas esferas de la corte de los Medici en un siglo dominado cultural y políticamente por Florencia, la vida y obra de Poliziano, representante del movimiento humanista, sintetiza una de las épocas más deslumbrantes de la historia de la humanidad.
Sus orígenes
Ángelo Ambrogini -nombre real de Poliziano- nació en 1454 en la localidad italiana de Montepulciano, donde pasará sus primeros diez años de vida bajo el seno de una familia económicamente holgada y sin preocupaciones.
Los padres de Poliziano (GenoPro) |
La madre de Poliziano, desprotegida, decidió enviar a su hijo a Florencia bajo el amparo de unos parientes que cuidarán de él. Los años que proseguirán hasta su ascenso como una figura distinguida serán especialmente duros, tal y como relata en sus escritos.
Su formación
Poliziano era una persona altamente talentosa desde niño, y así lo demostró cuando comenzó a granjearse una fama recitando poemas sobre la pasión de cristo. Con el debido esfuerzo, consiguió ser admitido en la Universidad de Florencia, donde tuvo maestros de la talla de Landino, Andrómaco Calixto o Juan Argirópulo, de los que aprenderá griego.
Uno de sus grandes tutores fue Marsilio Ficino, excelente difusor de la filosofía neoplatónica; una filosofía que combinaba y fusionaba la tradición pagana con la tradición cristiana, especialmente atractiva para los humanistas. De él aprenderá astronomía, música, medicina y ciencias naturales, forjando su visión del mundo.
El ascenso a la cima
El éxito de Poliziano llegó en 1470, cuando fue alabado unánimemente en Florencia por su publicación de la Iliada en hexámetros latinos. Esto, y la recomendación del mismísimo Ficino, hizo que Lorenzo el Magnífico le acogiera como su protegido en la corte: surgía así un estrecho vínculo cultural, pero también personal, entre el mecenas y su literato.
Esta estrecha relación profesional y de afecto contribuyó a que Lorenzo le brindara la oportunidad de trabajar en la biblioteca del palacio (1473), de buscar manuscritos griegos en Ferrara, Padua y Venecia y, finalmente, de la educación de Pedro y Juan, siendo este último el futuro León X.
Pero aún faltaba lo mejor. Y es que tras años de servicio, Poliziano llegó a desempeñar el cargo de secretario de Lorenzo y su mujer, Clarisa Orsini. A cambio, el poeta disfrutaba de una vida económicamente holgada y dedicada a la lectura de los clásicos y la composición de sus poemas, gracias a los beneficios eclesiásticos que se le otorgaban.
Exilio a Mantua
La vida de Poliziano dio otro vuelco más, al son, esta vez, de las turbulencias florentinas. Y es que los tiempos de la Conjura de los Pazzi y los encontronazos con Clarisa Orsini trastocaron la amistad que tenía con su señor, hasta el punto de marchar hacia Mantua. Allí escribirá su Fabula de Orfeo, pieza fundamental del teatro italiano.
Últimos años
Finalmente, Poliziano no podrá soportar estar fuera de Florencia y suplicará a su viejo patrón volver a la ciudad. Lorenzo, no sin vacilar, decidió aceptar su regreso, otorgándole de vuelta la educación de Pedro, nuevos beneficios eclesiásticos y, sobre todo, un puesto magnífico como catedrático de filología clásica en los Estudios florentinos, la actual Universidad de Florencia. Allí dará clase hasta su muerte, con una intensísima actividad docente en la filología y la filosofía de los clásicos.
Sin embargo, aquel período apacible pudo no serlo tanto: más allá de su dolce vita, lo cierto es que Poliziano, en 1494, murió envenenado por arsénico, al igual que su posible amante, Picco della Mirandola. Se apagaba así la vida de un genio ilustre del Renacimiento italiano, cuya obra, sin embargo, sigue perdurando hasta nuestros días.
El contexto histórico: la Florencia de los Medici
Poliziano llegó a Florencia en un período de máximo apogeo de la urbe toscana: era la ciudad más predominante en el plano político y cultural, gracias al buen gobierno de los Médici. Así pues, figuras como Cosme de Medici, Pedro el Gotoso y el propio Lorenzo el Magnífico -que ascendió al poder con sólo 20 años- conseguirán mantener, pese a las grandes disputas políticas de las ciudades-estado italianas, una marcada hegemonía.
Así pues, el mapa político de Italia estaba altamente fragmentado: en el centro de la Península, se hallaban los Estados de la Iglesia, bajo la autoridad del papa; en el sur, el Reino de Nápoles, que en el s. XV se convierte en un reino satélite de la Corona de Aragón; y finalmente, las ciudades-estado, como Venecia, Génova o Florencia, así como Milán, con una estructura más nobiliaria. El gobierno de las repúblicas italianas estaba en manos de una oligarquía, que dominaba la vida política e intentará promover la pugna territorial, tratándose de una etapa de enorme inestabilidad hasta la Paz de Lodi (1454).
El Humanismo
El Humanismo es un movimiento intelectual orientado a la recuperación y estudio de los textos clásicos, los cuales representaron para estos autores la posibilidad de nuevas actitudes vitales basadas en las formas de la Antigüedad (estética, virtud, ética...) y la revalorización existencial del hombre en el mundo.
El humanista se constituye como
una élite intelectual que dedica su labor de cultivo
de las letras profanas en las distintas lenguas antiguas (latín, griego y hebreo).
Su labor es posible gracias a instituciones laicas como las academias, el mecenazgo
y la revolución de la imprenta de Guttenberg (s. XV).
La búsqueda y redescubrimiento de la Antigüedad promovió nuevos métodos de investigación,
como la hermenéutica o la filología, que ahondaron en las tendencias
racionalizadoras frente al tradicional pensamiento escolástico que había
dominado toda la Edad Media.
Si bien el centro humanístico por
excelencia fue Italia, con autores como Poliziano, Marsilio
Ficino, Pico della
Mirandola o Lorenzo Valla, pronto se extendió hacia otras zonas de Europa:
en Francia, con Lefevbre d’Etaples;
en Inglaterra,
con Thomas Moore, y finalmente, en Alemania, con Erasmo de Rotterdam,
defensor del libre albedrío y rostro más conocido del humanismo europeo
¿Quieres poner a prueba tus conocimientos?
Bibliografía:
- Poliziano, A. (1984). Estancias, Orfeo y otros escritos. Madrid, España: Editorial Cátedra.
- Burckhard, J. (2004). La cultura del Renacimiento en Italia. Madrid, España: Editorial Akal.
- Denys Hay (dir.) (1969). La época del Renacimiento. Madrid, España: Editorial Labor.
- Fernández Álvarez, M. (1987). Renacimiento y Humanismo. Gran Historia Universal, vol. 6. Madrid, España: Ediciones Nájera.
Comentarios
Publicar un comentario